La Bicilogística en América Latina
Hoy en día, las ciudades y empresas alrededor del mundo adelantan esfuerzos para responder a las presiones derivadas del desarrollo, el crecimiento demográfico y los cambios en las dinámicas de consumo de la población. La creciente necesidad de equilibrar estos factores con la reducción de las emisiones de carbono, principalmente asociadas al transporte de mercancías, presupone un reto logístico tanto para las entidades gubernamentales como para las empresas. La logística urbana juega un papel protagónico en la competitividad y sostenibilidad de cualquier centro urbano, ya que a través de esta se garantiza el acceso a los recursos y productos requeridos por los habitantes y las empresas que operan en las ciudades. Sin embargo, a pesar de la importancia de las operaciones de distribución de última milla aún se presentan grandes ineficiencias en el desarrollo de estas. La logística de última milla es la etapa menos eficiente de la cadena de suministro y comprende hasta el 28% del coste total de la entrega (Ranieri et al., 2018).
Problemática
El transporte de carga representa una de las mayores fuentes de emisión de gases contaminantes (CO, NOx, MP, etc) en zonas urbanas, afectando la calidad de vida y la salud de la población, agudizando enfermedades respiratorias y cardiovasculares (Cardenas et al., 2017). Las características de la flota vehicular (edad, mantenimiento) en conjunto con la cantidad de viajes, con alrededor de 67000 vehículos circulando a diario en la ciudad, aportan entre el 30 y el 50% de contaminantes en Bogotá. Adicional a esto, se ha calculado que la actividad de movilización de carga genera cerca del 25% de las emisiones de CO2 en relación con transporte urbano (ALICE / ERTRAC Urban mobility WG, 2014).
Retos para el transporte sostenible en la última milla
Se requiere desarrollar y probar nuevas estrategias de transporte encaminadas a dar solución a estos complejos desafíos de la distribución de última milla. Actualmente, una de las estrategias posibles, concebida para reducir las externalidades de las operaciones de logística urbana, es la utilización de las bicicletas eléctricas de carga tanto en el transporte comercial como en el privado, debido a su potencial para descarbonizar las entregas, especialmente en los últimos kilómetros de los trayectos. Las bicicletas eléctricas de carga se sitúan entre las bicicletas de carga convencionales y los coches, en términos de coste carga útil y autonomía (Narayanan y Antoniou, 2022). Las bicicletas de carga eléctrica son bicicletas especializadas diseñadas para transportar cargas pesadas, ofrecen una solución práctica para transportar mercancías de forma sostenible y a bajo coste. Suelen ser más grandes y pesadas que las bicicletas de empuje convencionales y están equipadas con un motor de asistencia eléctrica, lo cual permite recorrer distancias más largas, transportar cargas más pesadas y afrontar colinas más empinadas con relativa facilidad (Blazejewski et al., 2020).
Caso BiciCarga
BiciCarga fue un proyecto piloto realizado en la ciudad de Bogotá, el cual buscó probar bicicletas de carga electro-asistidas como alternativas de transporte sostenible para resolver las necesidades de la distribución final de mercancía y reducir los problemas de movilidad, contaminación y las ineficiencias operacionales en la distribución de última milla para empresas generadoras de carga, operadores logísticos y transportadores. Esta iniciativa se convirtió en la primera plataforma colaborativa de cross-docking para Latinoamérica que usó vehículos de cero emisiones.
Su base fue un modelo de consolidación y distribución colaborativa en el cual LOGYCA contribuyó como eje técnico en el diseño del modelo, a la articulación de actores y el análisis de la información recolectada. Las empresas hacen uso de una plataforma colaborativa para distribuir sus mercancías partiendo de un único punto de acopio, donde se recibieron los pedidos para su posterior cargue y distribución a su destino final, en un radio no mayor a 5 km.
En términos de eficiencia operacional se logró Un aumento promedio del 15% en la cantidad de entregas realizadas por hora, una disminución en promedio del 31% en la distancia recorrida por ruta, reducción promedio del 30% del tiempo en ruta, gran disminución en las emisiones de CO2 derivadas de las operaciones de transporte, logrando un ahorro de 1.55 Toneladas debido al uso de las BiciCargas y al sistema de energía solar para la recarga de las baterías. Se puede llevar a cabo una operación para productos refrigerados usando bicicletas de carga electro asistidas, demostrando beneficios en términos tanto operacionales como ambientales. Sin embargo, se requiere desarrollar esfuerzo para realizar innovaciones en estos tipos de vehículos que permitan el transporte de productos congelados, ya que bajo las actuales condiciones no es viable mantener la temperatura requerida para el transporte de este tipo de productos.
Se ha identificado que las prácticas colaborativas representan una herramienta esencial para masificar un modelo de distribución basado en ciclologística. Múltiples actores que pueden compartir el uso del espacio – en Bogotá uno de los más costosos del país-, recursos e información, han comenzado a demostrar que el modelo es eficiente para las operaciones de última milla y tiene potencial de escalabilidad.
A continuación brindamos recomendaciones para replicar modelos de última milla basados en ciclologística para zonas urbanas:
Despliegue de proyectos piloto: La realización de pilotos para la validación de la pertinencia del tipo de vehículo, la eficiencia de la operación y el nivel de servicio.
Construcción de un modelo de negocio: Permite entender las condiciones bajo las cuáles un modelo de distribución basado en ciclologística puede ser sostenible.
Mesas de trabajo sobre escalabilidad: Para lograr la escalabilidad de estos modelos se crea un espacio para el desarrollo de una mesa de trabajo cuyo fin es discutir todos los puntos de vista de los actores implicados.
Política pública que impulse la ciclologística: Es necesario identificar y dar cumplimiento a la normatividad que se relacione con los diferentes aspectos involucrados en la operación.
Desarrollo de infraestructura para ciclologística: Es imprescindible la expansión de la malla vial para las bicicletas de carga, es importante que se planteen medidas necesarias para que estos vehículos puedan circular y cumplir con su objetivo de última milla.
Financiación para la ciclologística: Identificar programas para impulsar la financiación de vehículos para la operación.
Promoción de la ciclologística: : Los procesos de sensibilización y generación de cultura de todas las partes interesadas alrededor de la ciclologística son fundamentales.
Este proyecto ha facilitado el entendimiento de un modelo de distribución basado en ciclologística. A partir de un proceso colaborativo se habilita la operación de empresas en una plataforma de cross-docking en la que se valida la entrega de mercancías de alimentos de carga seca y cadena de frío; además de la implementación de paneles solares para abastecer la energía requerida para la plataforma y vehículos.
Escalar este modelo requiere de esfuerzos desde el punto de vista técnico, social, tecnológico y de política pública.
Conclusiones
En Bogotá se ha avanzado en la implementación de pilotos para evaluar el potencial de ciclologística que han permitido:
Identificar capacidades logísticas (viabilidad económica, ambiental y operacional).
La evaluación de sectores (paquetería, productos alimenticios, carga seca y productos alimenticios refrigerados) con mayor potencial de éxito.
Determinar los requerimientos energéticos para la operación de los vehículos.
Lineamientos para la formulación de política pública logística.
Sin embargo, aún se requieren esfuerzos para lograr la masificación de la ciclologística en la ciudad, enfocados en incentivar el uso de este modelo de operación, para lo cual es necesario un programa que facilite y/o habilite la compra de vehículos, la habilitación de zonas e infraestructura requerida para la operación y procesos de homologación de vehículos para que más empresas se puedan vincular. En términos normativos, Colombia debe avanzar en reglamentar el uso de bicicletas con fines comerciales, ya que algunas empresas ven esto como una barrera para la adopción de ciclologística en sus procesos de última milla. Por otra parte, es importante hacer esfuerzos en materia de desarrollo de infraestructura, principalmente frente al desarrollo de centros de consolidación (micro hub, dark store, etc) y la creación de carriles exclusivos para el tránsito de las bicicletas de carga.
Si deseas conocer más sobre este proyecto, y sobre nuestras iniciativas de movilidad sostenible puedes consultar aquí toda la revista de prácticas Ciclologística.
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